jueves, 26 de mayo de 2011

LA ELECTRICIDAD EN MEXICO

LA ELECTRICIDAD EN MEXICO

26 DE MAYO DEL 2011
CASTILLO MARTINEZ FANNY ADELA

La electricidad en México
La leyenda de un país con enormes recursos naturales es una plena realidad cuando se habla de combustibles. En petróleo el diablo nos escrituró una envidiable cifra: en 1999 nos quedaban reservas cercanas a 50 000 millones de barriles, casi 5 por ciento de la reserva mundial, y 64 000 millones de pies cúbicos de gas natural, 1.3 por ciento de las reservas del mundo. Esta enorme riqueza no ha sido manejada con racionalidad económica ni energética, pues no tenemos necesidad de ser eficientes con tanta abundancia.
A pesar de que México no participó en los albores de la investigación científica y aplicada de la electricidad, muy temprano conocimos esta nueva tecnología. Se dice que la primera planta generadora se instaló, en el lejano 1879, en León, Guanajuato. Dos años después, las primeras lámparas de arco iluminaban algunas calles y salones de la ciudad de México.
Al finalizar 1899 la capacidad instalada era de 31 039 Kw en industrias textiles y mineras, todas de inversión privada. Las concesiones para su instalación fueron otorgadas por autoridades federales, estatales y municipales. De 1897 a 1911 se organizaron más de 100 empresas eléctricas (EE) con tecnologías diversas, diferentes frecuencias de generación, voltaje, en corriente alterna y directa. La mayoría eran plantas aisladas para industrias, alumbrado público y pocos servicios domésticos.
La primera expansión de la industria eléctrica siguió el mismo patrón caótico que en otros países, multitud de permisos a diversas empresas. La consolidación se forzó con la compra de los competidores con buena fe o con amenazas, disminución de precios de venta o corrupción. La historia registra que Mex-Light bajó 50 por ciento sus tarifas para disminuir la competencia.
En los primeros 25 años del siglo, el crecimiento de la electricidad fue de 12 por ciento anual, de 31 a 390 MW. El incremento en capacidad prosiguió con bajas tasas, de tal forma que en 1943 se registran 680 MW. El impulso lo dio la CFE una vez que los primeros proyectos entraron en servicio, de 720 MW en 1945, a 1 400 MW en 1951. A finales de los años treinta existían cerca de 90 EE, siendo las más importantes Impulsora de Empresas Eléctricas, filial de Bond and Share norteamericana, y Mexicana de Luz y Fuerza, empresa canadiense. En 1950 existían 1 531 EE en el país, con casi 17 000 trabajadores agrupados en 50 sindicatos, 1 273 MW instalados y generación de 4 548 MWh, para una población de 25.75 millones y un consumo per cápita de 162.6 Kwh. En abril de 1926 fue expedido el Código Nacional Eléctrico, presumiblemente copia del National Electric Code de Estados Unidos, para iniciar la normalización técnica. A mitad del siglo las centrales generadoras en el país operaban a diferentes frecuencias de generación, nueve, la mayoría eran de 50 ciclos por segundo en la ciudad de México –usada actualmente en Europa– y en el resto de 60 ciclos por segundo, que es de uso general en Estados Unidos; estas diferencias impedían interconexiones entre centrales generadoras, sistemas de transmisión y distribución.
En enero de 1934 se autorizó al Ejecutivo Federal a constituir la Comisión Federal de Electricidad, la cual fue creada el 14 de agosto de 1937. La planeación en el desarrollo eléctrico, la mejor explotación y ubicación de los recursos, la sintonía con los programas de desarrollo económico y la formación de técnicos fue la gran tarea de la CFE. El 11 de febrero de 1939 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la primera Ley de la Industria Eléctrica, en la que se definió a la electricidad como un servicio público que puede ser prestado por el Estado o por los particulares mediante concesiones. En 1951, los 1 400 MW de capacidad instalada fueron integrados por Méx-Light (378 MW), Impulsora (197 MW), propiedad estatal (26.5 por ciento: 370 MW) con CFE, y Eléctrica Chapala y otros inversionistas (455 MW). En un acto de plena soberanía, de racionalidad económica y de eficiencia industrial, el gobierno mexicano con grandes dotes de negociador, adquirió en abril de1960 la totalidad de los bienes de Impulsora de Empresas Eléctricas, filial de American and Foreing Power Company y subsidiaria, a su vez, de Bond and Share. Asimismo adquirió la mayoría de las acciones de Mexicana de Luz y Fuerza Motriz. Es de notarse que no fue un acto expropiatorio, fue simplemente un take over, hoy por hoy una práctica muy extendida. La culminación, y tal vez justificación de estos actos, se dio con la inscripción en el párrafo sexto del artículo 27 de la Constitución:
…Corresponde exclusivamente a la Nación generar, transformar, distribuir y abastecer energía eléctrica que tenga por objeto la prestación de servicio público. En esta materia no se otorgarán concesiones a los particulares y la Nación aprovechará los bienes y recursos naturales que se requieran para dichos fines. Esta acción no repercutió en las relaciones internacionales del país, ya que en varios países como Francia, Italia y el Reino Unido, la industria eléctrica estaba en manos del Estado. El control y propiedad de la industria de suministro eléctrico permitió: • Planeación uniforme según programas nacionales. • Unificación de frecuencias de operación. • Interconexión de sistemas. • Un solo régimen tarifario, existían 168. • Normatividad nacional. • Capacitación profesional. • Optimización de recursos. • Menor y mejor administración y gerencia. • Los beneficios técnicos, económicos y sociales, se manifestaron de inmediato: • La industria se expandió y atendió áreas no cubiertas anteriormente. • Electrificación de zonas deprimidas y rurales. • Formación de un cuerpo técnico de experiencia. • Integración de departamentos de planeación, de ingeniería, diseño y construcción. • Especialización en transmisión y distribución.

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